El suicidio del griego, farmacéutico, Dimitrius, frente al Parlamento de Atenas, ha sido un aldabonazo en la conciencia colectiva en este momento de grandes crisis colectivas y personales provocadas por especuladores desalmados. El a sus 73 años no quería que lo viesen rebuscar en las basuras para alimentarse.
Millones de ciudadanos de todo el mundo no entendemos el por qué los poderes democráticos emanados de la voluntad de los ciudadanos han sido suplantados por mafias ocultas que hacen y deshacen en beneficio de unos pocos.
Recorriendo nuestras tierras de l’Alcalatén en estos días de pasión y gloria encontramos imágenes como la de la fotografía en el mas de La Moleta. Son los testigos mudos del abandono de centenares de casas y masías de miles de personas que su tierra los echó a buscarse la vida fuera de su entorno. Salieron corriendo y dejaron testigos de su abandono. Son restos desnudos de un pasado, llenos de sudores, de pobreza y de muchas tristezas.
Así fue en un pasado reciente en las zonas montañosas. Asi está siendo en las zonas otrora ricas de los regadíos de La Plana. Los campos de naranjos abandonados, están provocando las mismas tristezas que obligaron a los masoveros de l’Alcalatén a abandonar sus tierras. Hoy vuelven allí algunos tan sólo para poder comer un trozo de pan y unas patatas
Millones de ciudadanos de todo el mundo no entendemos el por qué los poderes democráticos emanados de la voluntad de los ciudadanos han sido suplantados por mafias ocultas que hacen y deshacen en beneficio de unos pocos.
Recorriendo nuestras tierras de l’Alcalatén en estos días de pasión y gloria encontramos imágenes como la de la fotografía en el mas de La Moleta. Son los testigos mudos del abandono de centenares de casas y masías de miles de personas que su tierra los echó a buscarse la vida fuera de su entorno. Salieron corriendo y dejaron testigos de su abandono. Son restos desnudos de un pasado, llenos de sudores, de pobreza y de muchas tristezas.
Así fue en un pasado reciente en las zonas montañosas. Asi está siendo en las zonas otrora ricas de los regadíos de La Plana. Los campos de naranjos abandonados, están provocando las mismas tristezas que obligaron a los masoveros de l’Alcalatén a abandonar sus tierras. Hoy vuelven allí algunos tan sólo para poder comer un trozo de pan y unas patatas
1 comentario:
una nostalgia emocionant
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